Vladimir Maiakovski, es sin duda el gran poeta de la revolución rusa. Pero Maiakovski es mucho más que ideas políticas o la representación de un pueblo con una historia tan extensa y potente como la rusa. Maiakovski antes que todo es un artista independiente y autónomo. De fuertes convicciones estéticas, personales y sociales, creador del futurismo ruso, pintor, dramaturgo, actor, crítico de arte, etc.










Sus versos llenos de ágiles y musculosas imágenes son una pateadura a la frialdad de las sociedades jerarquizadas, que extienden su poder cultural agotando el sabor de las palabras y tienden a normalizar la potestad creativa de cada hombre. Recuerdo una vez en que una Graciela, una señora anarquista, me habló de la gloria que resulta el hecho de que las calculadoras funcionen tal como lo hacen, de la cantidad de años de desarrollo que se necesitaban para que tal rectángulo de catorce por siete centímetros (aproximadamente) opere tan mágicamente y de todas formas no lo notáramos en el día a día. Es esta obsesión por los automóviles, por la lluvia, los insectos, los jodidos d o l o r e s d e C a b e z a… que crean el mito de éste gigante ruso extremadamente humano.

Quizás usted se pregunte: ¿Qué tiene que ver Vladimir Maiakovski con éste sitio de difusión de expresiones socioculturales gitanas y balcánicas? La respuesta es simple. Marko uno de los protagonistas de la película Underground, señala en una de sus líneas: “Quiero ser el Maiakovski de Yugoslavia.” En el sentido de que el sería un gran revolucionario no tan sólo de fusiles sino también de poemas. Si bien tal personaje no se acerca ética ni artísticamente al poeta ruso… dicha frase da a entender lo magnánimo que fue Maiakovski y en cierta forma tal comentario en el guión es un homenaje a éste poeta. Que tanta pasión desbordo en tintas y actos, que tanta pasión dejo a los hombres… escribiendo su último punto con una bala el 14 de abril de 1930.